Ayala, J. Enrique de (2006) Misión de paz en Líbano: un riesgo necesario pero no suficiente. Boletín Elcano (84). 9 p.. ISSN 1696-3326
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Abstract
El despliegue bajo la autoridad de Naciones Unidas de una importante fuerza multinacional en Líbano, para mantener el cese de hostilidades entre Israel y Hezbolá, ha propiciado una implicación militar sustantiva de Europa en el peligroso escenario de Oriente Medio. Esta misión suscita muchas cuestiones en relación con su ejecución, los riesgos a los que se enfrenta y las consecuencias que puede tener en la estabilización de una de las zonas más conflictivas del mundo.
El 12 de julio de 2006 un grupo de milicianos de Hezbolá se infiltró en territorio israelí, capturó a dos soldados israelíes y mató a otros tres. La reacción israelí desencadenó una batalla que, en 33 días, ha causado en Líbano la muerte de 1.140 civiles (de los que casi un tercio serían menores de 13 años) y heridas a más de 4.000, más de 900.000 desplazados, y la destrucción de 15.000 viviendas así como de una gran parte de las infraestructuras del país, daños cuyo coste de reposición se estima entre 7.000 y 10.000 millones de dólares. En Israel ha habido 63 civiles muertos y 1.256 heridos, además de daños por un valor estimado entre 1.600 y 3.000 millones de dólares. En el campo militar, Hezbolá habría tenido entre 100 y 150 bajas, el Ejército y fuerzas de seguridad libaneses algo más de 100, y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), 119. La presión internacional para que se detuviera el conflicto, unida a la constatación de que no habría una solución militar rápida, lograron vencer la inicial reticencia de Israel y Estados Unidos (EEUU) a la imposición de un alto el fuego y finalmente, tras arduas negociaciones, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el 11 de agosto la resolución 1701, por la que se establecía un cese de hostilidades inmediato. Para garantizar su cumplimiento, el Consejo de Seguridad aumentaba hasta 15.000 el número de efectivos de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) y reforzaba su mandato. Tras muchas dudas relativas sobre todo al concepto de la operación, a la cadena de mando y a las reglas de enfrentamiento, al menos diez países de la Unión Europea (UE), además de Noruega y Turquía y cuatro países asiáticos han ofrecido participar en la fuerza multinacional en diversos grados. Los países europeos jugarán el papel más importante, aportando más de la mitad de la fuerza y haciéndose cargo del mando de la operación.